Embarazo y pelud@s
- 7 de diciembre de 2018
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En casa hemos vivido recientemente la experiencia de ser papis primerizos.
Y en esta experiencia, nos han acompañado nuestras cinco peludas; nunca lo hubiéramos imaginado de otra manera.
¿Por qué aún hay tantas personas que piensan automáticamente en deshacerse de sus compañeros más fieles durante esta etapa? ¿Nos hemos vuelto locos? ¿Qué cambia el embarazo tan sustancialmente para que el mejor amigo pase a ser una molestia?
Cuando decidimos aumentar nuestra familia, lo decidimos para siempre. A sabiendas que habrá épocas más fáciles y otras más difíciles. Y eso sirve para nuestros hijos y para nuestros animales.
Estar embarazada y vivir esa experiencia al lado de nuestros peludos es, sin duda, increíble. Jamás pensé en mis perras como un estorbo en esos momentos. Me han acompañado en cada momento de mi vida y como no, he tenido siempre claro que también lo harían durante mi maternidad.
Para siempre. Es la promesa que les hice y lo mínimo que merecen.
Es cierto que durante el embarazo estás cansada, que a veces te encuentras mal y que tus fuerzas son un 10% de las que eran antes. Yo me sentía así.
Pero también es cierto que los largos paseos por la montaña con mis perras se convirtieron en cortas salidas a un ritmo muuuuy tranquilo, y ellas no se quejaron jamás. No he ido sola al baño ninguna de las 20 veces que me levantaba cada noche, y corrían conmigo cuando yo corría cada mañana -hecha una porquería- hacia la taza del WC. Ellas se acurrucaban conmigo, vigilantes, cuando mi chico se iba a trabajar. Y con ellas tumbadas a mi lado han pasado todas las siestas de estos meses de verano.
No me he dado un solo chapuzón sin vigilancia y me han transmitido paz y calma cada vez que apoyaban sus cabecitas en mi tripa. Y cuando las hormonas me jugaban malas pasadas ellas siempre estaban allí con cara de entenderlo todo.
Taka, Horchata, Niebla, Meli y Osa. Así, de mayor a menor: os doy las gracias.
Por estar aquí durante este proceso, por hacerme absolutamente feliz y rodearme (literalmente) en cuanto teníais la oportunidad de arroparme.
Por cuidar de mí. Por demostrarme cómo se quiere de verdad.
Mis perras han sido un apoyo durante mi embarazo, jamás una amenaza, un temor o un fastidio. He sido, sin lugar a dudas, una embarazada inmensamente feliz. Y soy ahora una madre inmensamente agradecida, pes cuento con ellas incondicionalmente. Y mi pequeña también.
Somos una familia llena de amor, compartimos nuestros corazones y nos cuidamos los unos a los otros. Todos, sin ninguna excepción. Mantenemos nuestro compromiso y nos reconocemos fieles, como debe ser. A mi entender, no existe otro modo de hacerlo <3.